En todas las obras el protocolo de actuación es el mismo, se estudia el terreno, las condiciones a las que se expondrá, los materiales con los cuales se va a trabajar e incluso se buscan soluciones para hacer todo ello más sostenible. Toda esta estructura parece sencilla, pero cada elección será determinante para el éxito del proyecto. El pavimento por ejemplo, es un elemento imprescindible en cualquier construcción y como elemento dentro de este proceso, resulta decisivo. Por lo tanto la elección no puede ser tomada a la ligera y se tienen que tener nociones de cual resultará más adecuado para evitar problemas futuros.
El pavimento es la base de toda construcción, así pues, si hablamos en términos arquitectónicos, se trata de un revestimiento que puede ser de diferentes materiales y sobre el cual se construirá lo que comúnmente conocemos como «suelo».
La evolución, junto con los nuevos estudios, ha comportado que la pavimentación sufra una metamorfosis considerable, desde los primeros pavimentos que se reconocen históricamente, como las calles Romanas, hasta la actualidad, donde ya se está trabajando con pavimentación sostenible. Claros ejemplos son: la combinación de asfalto con polvo de caucho obtenido de neumáticos reciclados y el noxer, un producto que absorbe la contaminación ambiental.
A la hora de escoger un buen pavimento, tenemos que tener en cuenta «para qué será destinado», puesto que en función de esta premisa tendremos en cuenta factores que puedan influir en su resistencia, durabilidad, etc.
Si hablamos de pavimentos para exterior, los más utilizados son:
·El hormigón: Económico, rígido y resistente, además exige muy poco mantenimiento. Empleado habitualmente para zonas industriales, ciudades, vias y carreteras.
·Flexible asfáltico: Maleable y flexible, aguanta muy bien las inclemencias del tiempo. Lo encontramos en carreteras.
·Pavimento articulado: Soportan muy bien la presión y és muy flexibles y resistentes, además es antideslizante, acostumbra a encontrarse en puentes y calles.
·Pavimento semirígido o compuesto: Combina la flexibilidad y la fuerza. La capa más flexible se coloca encima, por este motivo puede soportar grandes cargas de peso, como aviones o camiones.
Para acabar, distinguimos entre pavimento continuo o discontinuo en lo referente a construcciones destinadas a la vivienda.
El primero se utiliza en el sector industrial y se caracteriza por tener fácil revestimiento y mínimo mantenimiento. Entre los más comunes encontraríamos el hormigón pulido, el mortero autonivelable o el cemento pulido.
El pavimento discontinuo por su parte, podemos encontrarlo habitualmente en viviendas, puesto que utilizan materiales más lustrosos como la piedra, la madera el mosaico hidráulico o el corcho entre otros.
En Coasa somos especialistas en pavimentación, analizamos cada caso y proponemos la opción más adecuada para cada proyecto. No dudes en contactar con nosotros para mayor información al respecto.